Por Dr. Frank Peña.
Nueva York, 13 de noviembre del 2014.
Mi especie, la humana, evolucionó desde la Prehistoria hasta el presente siglo XXI cristiano, vanagloriándose de tener una cultura globalizada, con una asombrosa y casi mágica tecnología que puede mostrar en EE.UU., a todo color, una batalla en Irak, en tiempo real, usando satélites.
Pero, en esencia el mundo actual es una valla publicitaria: teatro, tragicomedia, circo, carnaval, payasos, caretas, y poses. Aparentemente, usando cientos de miles de años, la raza humana avanzó en todos los aspectos de la cultura; sepultó el inframundo y la oscuridad; y ahora, con bellas ciudades, y con sociedades llenas de conforts, dejamos de ser salvajes y vivimos como hadas y príncipes.
Lo que acabo de decir, como supuesto, es locura, una mentira colosal. La especie humana progresó a través de la Historia no para compartir la riqueza material, sino para que ésa riqueza, cada día, se concentrara en menos familias; para que la pobreza y el hambre (como plagas de tisis, tuberculosis, viruela, y sarampión) se propagaran entre las mayorías. ¡La naturaleza humana es así; las bestias son mejores que nosotros!
Filosofando, el hombre cromañón, de un millón de años atrás, con cultura de palo, hueso, y piedra, sin alfabeto, viviendo en cuevas, y luchando cuerpo a cuerpo con leones, panteras, y leopardos, era más rico, y libre, que un mafioso y dueño de un casino o una casa de modas en Las Vegas, Hollywood, París, Londres, Reno, Monte Carlo, y Nueva York.
Porque la vida de cada uno de los humanos, por más ilusiones, delirios, y locuras que pasen por sus mentes; por más dinero, poder, y fama que puedan acumular. Son vidas cortas, efímeras, con principios y finales, con las horas, los minutos, y los segundos contados.
Y si esa es la realidad. ¡Que nacemos para respirar unos pocos años, y luego desaparecer! Entonces, la persona más rica y feliz, dentro de la tragedia de nacer, es aquélla que consigue lo indispensable, y sin ambicionar más de lo que necesita, vive decentemente, come lo necesario, no bota la comida, no maltrata al prójimo, mucho menos al planeta y sus recursos; y ya viejo trata de esperar la muerte con calma.
Al revés. Las personas más pobres; las más infelices; las más nauseabundas; aquéllas que llegan a auto-despreciarse; son las que nacen ricas; muy ricas; o que se hacen exageradamente ricas; y nadando en riquezas que no podrían gastar en 40 vidas o reencarnaciones, compulsivamente al acostarse y al levantarse sólo piensan cómo agrandar sus fortunas.
Esas gentes que nunca calman sus deseos de ser más ricos, aún sean ancianos y tengan enfermedades terminales, son tipos y tipas emocionalmente miserables, los más pobres del planeta. Son seres amorales, sin piedad para los que sufren de hambre, de falta de techos, ropas, zapatos, medicinas, escuelas, vacaciones, etc. Son escorias, que en sus locuras piensan que vivirán eternamente.
Esa Introducción ha sido excusa para presentar a mis lectores una de las cartas que el ex Presidente Jacobo Majluta me enviara. Soy narcisista, jactancioso, quizás el más orgulloso de los dominicanos vivos.
Pero, jamás ofendería a mis ex compatriotas usando la misiva de un Mandatario para lucir como un personaje rico y todopoderoso. Mi personalidad irascible, mi orgullo, y desdén contra el grueso del pueblo dominicano es un tema que sólo se relaciona a la historia, al intelecto, y a la moral. ¡Soy un anciano, retirado, que se alimenta con cupones mensuales de comida dados por el Gobierno!
La carta que adorna esta entrega está fechada el 7 de diciembre de 1981, siendo Majluta Vicepresidente de mi patria, habiendo perdido la candidatura, por el Partido Revolucionario Dominicano, para Presidente de la República Dominicana.
Mi «amigo» Majluta fue derrotado por mi conocido y ex colega de cátedras en la PUCMM Dr. Salvador Jorge Blanco, quien resultó más corrupto que el villano y 5 veces Presidente Buenaventura Báez. El que traicionó al Maestro Juan Bosch, Dr. José Francisco Peña Gómez, hizo lo mismo con Majluta. Porque el líder haitiano siempre hizo traición y apoyó, entre ladrones del PRD, al grupo más corrupto.
La última carta que el Lic. Majluta tuvo la gentileza de enviarme a mi oficina de la PUCMM, en Santiago, la fechó el 2 de julio de 1982, pero llegó a mis manos habiendo mi «amigo» iniciado su Presidencia de 43 días por el supuesto suicidio de Antonio Guzmán.
FOTO: Carta del 7 de diciembre de 1981.
Fuente;facebook-
Frank Peña
Nueva York, 13 de noviembre del 2014.
Mi especie, la humana, evolucionó desde la Prehistoria hasta el presente siglo XXI cristiano, vanagloriándose de tener una cultura globalizada, con una asombrosa y casi mágica tecnología que puede mostrar en EE.UU., a todo color, una batalla en Irak, en tiempo real, usando satélites.
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